En la semana del Radioaficionado Argentino, una charla a modo de reivindicación
El modelo de comunicación que muestra que “lo viejo funciona”
El Radio Club Villa María (LU1HYW) tiene setenta miembros y un curso en marcha en el que obtendrán su licencia varios más

Escribe: Valentino Rivera Especial
En tiempos de inmediatez y donde los mensajes viajan a la velocidad de un simple clic, hay quienes todavía confían en el aire. Entre antenas, códigos y frecuencias, la radioafición resiste como ese lenguaje que no depende de satélites. Claudio Rocha, radioaficionado villamariese, integrante de la Comisión Directiva del Radio Club local, lo sabe bien: “A veces definimos la radioafición como una ‘radioinfección’, porque te atrapa”, dice entre risas. Y enseguida saca la cuenta: “En marzo del año que viene cumplo cincuenta años con la licencia, y no lo puedo dejar”.
La charla con Rocha en laRadio del centro del país se dio en el marco del Día del Radioaficionado Argentino (se celebra cada 21 de octubre) y recupera algo más profundo que una simple pasión de años. Es que sus palabras van en consonancia con aquella frase que El Eternauta volvió a poner en boca de todos: “Lo viejo funciona”. En la interpretación fílmica de la historieta de Héctor Oesterheld, cuando todo se detiene -la electricidad, los teléfonos, las redes…- los sobrevivientes encuentran en los saberes de un radioaficionado su única posibilidad de comunicarse. Algo parecido, dice Claudio, se vivió hace poco en España, “cuando se cayó todo el sistema varias horas y la gente quedó desesperada, sin Internet ni teléfonos”.
Los radioaficionados, en cambio, están preparados para eso. “Podemos instalar una antena de campaña y establecer contacto cuando todo falla. Es un servicio a la comunidad, aunque a veces hace falta que ocurran esas emergencias para que se lo valore”, explica Rocha, que en su casa -su QTH, como dice el código- conserva equipos, mapas y una larga libreta de contactos con colegas de todo el país. “Hay quien usa los satélites, quien espera el paso de la Estación Espacial Internacional para comunicarse con un ruso. Es infinito…”, agrega.
En Villa María, la comunidad sigue teniendo concurrencia con el paso del tiempo. Rocha comenta que en la actualidad son unos setenta radioaficionados, aunque en algún momento llegaron a ser más de doscientos.
De todas maneras, hay un curso en marcha con casi veinte inscriptos, la mayoría de los cuales egresará en breve con su carnet.
Reconoce que muchos habitantes de las zonas rurales reemplazaron el sistema por celulares, pero lejos de parecer algo negativo, el integrante del Radio Club Villa María menciona que cada año se sigue sumando gente al club local.
Todo es historia…
Entre los hechos que marcaron la historia de la radioafición en Villa María aparece uno que todos recuerdan: Juan Carlos “El Mula” Mulinetti, el bombero heroico, que lograba poner en contacto a los soldados villamarienses en Malvinas con sus familias.
Por supuesto, Mulinetti fue mucho más que un radioaficionado. Fundador de la primera escuela de capacitación para servidores públicos del país y jefe del Cuartel local, murió un 23 de octubre de 1983, mientras intentaba rescatar a dos jóvenes en el río Ctalamochita.
Su historia, contada una y otra vez por quienes lo conocieron, se convirtió en un ejemplo de entrega y servicio. “El Mula y los chicos de Malvinas, nomás. Héroes. Por siempre”, mencionaron sus excompañeros en una nota con elDiario.
Nunca se sabe
Uno nunca sabe cuándo del otro lado alguien puede necesitar ayuda, una palabra, una señal. En los grandes desastres naturales, en los cortes de energía o en las catástrofes, los radioaficionados son los primeros en establecer comunicación cuando todo lo demás se apaga.
Esa solidaridad es lo que mantiene viva la práctica que, aunque muchos crean obsoleta, sigue creciendo en el país y en el mundo en general. Los más jóvenes -y aventureros- se acercan por curiosidad, pero se quedan por la experiencia. Hay un código y un modo de comunicarse que no existe en la inmediatez de las redes sociales.
Y en esa escena -la de una persona que busca una frecuencia mientras escucha el zumbido del éter- hay algo profundamente cautivador. Algo como una resistencia al tiempo, porque por más que esta actividad sea antigua, no deja de ser novedosa.
Tal vez por eso en El Eternauta vuelve a aparecer cuando la tecnología tambalea. Porque su mensaje no era solo el de la herramienta útil que sirve para hacer viajar mensajes. Cuando todo falla, queda lo viejo, lo que no defrauda, esas viejas formas que fueron remplazadas vaya uno a saber por qué.
Y quizá sea eso, precisamente, lo que El Eternauta quiso decir: que, aun cuando parece que no hay solución, lo viejo sigue funcionando.
EN LA UTN – De todo el país…
Un Encuentro Nacional de Radioaficionados, convocado por el Radio Club Argentino (LU4AA) y organizado por el Radio Club Villa María (LU1HYW), se desarrolló en la primera quincena de este mes en el Salón de Usos Múltiples de la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional.
De la actividad participaron nada menos que 172 radioaficionados de 15 provincias argentinas, representando a 22 Radio Club, que compartieron diferentes presentaciones relacionadas con temas de actualidad técnica, además de experiencias con sus colegas de todo el país.
Una forma de reivindicar aquel 21 de octubre de 1921, cuando se fundó el Radio Club Argentino.

